“Nuestra diócesis está acostumbrada a acoger a los migrantes, pero tenemos que abrir aún más nuestro corazón”

En la mañana del domingo, 26 de septiembre, el obispo de la Diócesis de Cádiz y Ceuta, Mons. Rafael Zornoza Boy, presidió, en la Catedral de Cádiz, la ceremonia de la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado 2021.

Bajo el lema Hacia un nosotros cada vez más grande, el objetivo de esta edición es tomar conciencia de la situación del mundo en el que vivimos ante el desafío de las migraciones y las oportunidades que nos ofrecen de cara al futuro.

La ceremonia, a la que asistieron migrantes que residen en la diócesis, algunos de ellos ataviados con la vestimenta típica de su país, y agentes y voluntarios de la pastoral diocesana de migraciones, estuvo amenizada con cantos y bailes típicos africanos.

El obispo diocesano comenzó su homilía teniendo un especial y cariñoso recuerdo con el director del Secretariado Diocesano de Migraciones, Gabriel Delgado, quien no pudo asistir por encontrarse enfermo. “Echamos de menos al Padre Gabriel que está enfermo y al que encomendamos muy especialmente en esta Santa Misa”.

Haciendo referencia al lema de la jornada, Mons. Zornoza aseguró que “tenemos que caminar juntos para hacer un nosotros más grande. En lugar de centrarnos en nosotros mismos, como es típico de las sociedades egoístas e individualistas, tenemos que abrir los ojos y el corazón. Los ojos a la luz de Dios, para mirar con mirada sobrenatural las cosas que suceden en el mundo; y el corazón para acoger y amar”.

El prelado hizo también hincapié en la importancia de la caridad como cristianos. “Con nuestra caridad debemos intentar llegar lo más lejos posible. Nuestra caridad influye en el compartir los bienes, en el trabajo por los demás y en hacer entre todos un mundo mejor, intentando cambiar las estructuras”.

Asimismo, Mons. Rafael Zornoza afirmó que “la Iglesia nos llama a hacer un nosotros cada vez más grande, a superar nuestras debilidades, nuestras pasiones, pedir perdón por nuestros pecados y ver al otro como Dios le ve, intentando siempre hacer el bien. Pidamos al Señor que seamos capaces de ensanchar nuestro corazón y vivir este ‘nosotros’ grande. Y demos gracias a Dios por todos los que trabajan por los migrantes. Ojalá nuestra sociedad, en especial nuestros gobernantes, despierten y sean capaces de buscar las medidas oportunas para que el fenómeno migratorio sea bien dirigido, atendiendo al bien de las personas y al servicio de los pueblos, consiguiendo una sociedad más humana, más justa y más fraterna”.

Por último, durante las peticiones, los agentes y voluntarios de la Pastoral de Migraciones pidieron por todas las personas migrantes, por aquellos que perdieron la vida durante su camino, por los enfermos, entre ellos el P. Gabriel, y por los llegados a Ceuta durante la crisis político-migratoria del pasado mes de mayo.