La llegada de pateras este verano y la crisis de Afganistán marcaron la convocatoria del Círculo de Silencio

La Mesa Diocesana de Atención y Acogida de Migrantes y Refugiados de Cádiz y Ceuta, a través de la concentración del Círculo de Silencio del mes de septiembre, quiso hacer presente a todas las personas migrantes que durante los meses de verano han llegado a las costas de nuestro país y también a las que no lo consiguieron.

Reunidos, como es costumbre, en la Plaza de la Catedral de Cádiz, a través de la lectura de un manifiesto se denunció que «sólo durante el pasado fin de semana alrededor de 700 migrantes llegaron a las costas españolas, la mayor parte de ellos a las Islas Canarias, y al menos 182 a las costas de Andalucía en diez pateras y una rueda de camión».

Según datos aportados por fuentes de Salvamento Marítimo y la Policía Nacional, 122 personas llegaron a nuestra provincia. Dos de ellas cruzaban el Estrecho a bordo de la cámara neumática de un camión y el resto en cinco pateras. A las costas almerienses arribaron 60 migrantes en cinco embarcaciones.

Durante la jornada del sábado, las autoridades marítimas tuvieron que auxiliar a 86 personas en Cádiz y a 43 en Almería, todas ellas en pateras. El domingo, en la provincia gaditana, a las seis de la madrugada, Salvamento Marítimo rescató a 30 magrebíes (29 varones y una mujer) a unas ocho millas del Castillo de San Sebastián.

Al mismo tiempo, se lamentó la muerte de 14 personas durante el mes de agosto a bordo de un cayuco rescatado cerca de Fuerteventura. Los cadáveres fueron lanzados al mar durante la travesía y otro cuerpo sin vida llegó a la costa de la isla hace apenas una semana.

Así, el Círculo de Silencio se sumó al dolor de las familias de esas personas y mostró su solidaridad por la angustia que sufren muchas de ellas, aún sin noticias de sus familiares que partieron buscando un nuevo horizonte. «Parece que ninguna ley impedirá que las personas que sufren guerras, miserias, explotación e injusticias, sigan cruzando fronteras para ejercer su derecho a vivir con dignidad».

Por otro lado, la complicada y dramática situación en Afganistán también ocupó los minutos del Círculo de Silencio. «Tenemos presente a las miles de personas que han tenido que salir de Afganistán por miedo al terror que se ha instaurado en su país. Y también nos hacemos eco de las historias de vida de todas las personas que han quedado atrapadas en Afganistán sin perspectivas de poder huir de esa pesadilla. Pedimos a nuestros dirigentes políticos que pongan todos los medios posibles para acoger dignamente a la ciudadanía afgana que busca refugio para que puedan ejercer su derecho al asilo con todas las garantías». Asimismo, los participantes del Círculo de Silencio secundaron las peticiones del manifiesto que ha sido firmado por más de 120.000 personas y que ya está en el Parlamento Europeo, en el que se insta a la comunidad internacional a exigir a los talibanes que mantengan abiertas las fronteras de Afganistán a quienes quieran salir del país, en especial a las mujeres. Otra petición de este manifiesto es que la comunidad internacional presione para que el régimen talibán reconozca el derecho de las mujeres a una educación y una sanidad «normalizadas» para poder trabajar.

A través de este manifiesto reclaman que se respeten los deberes elementales de solidaridad y compasión humana admitiendo en los vuelos y convoyes de repatriación de extranjeros al mayor número posible de afganos y, especialmente, afganas en peligro inminente.

Con todo, bajo este clima de reflexión, solidaridad y denuncia de lo acontecido en los últimos meses se dio paso al tiempo de silencio.